CESAL ha desarrollado por segundo año el proyecto Un impulso de salida para acompañar a jóvenes a salir de entornos violentos y en su integración social.
Este 2019 el proyecto apoyado por el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social y el Fondo de Asilo, Migración e Integración se ha llevado a cabo en Madrid y Zaragoza realizando diversas actividades de prevención de la violencia y fomento de hábitos saludables de vida.
Entre las actividades, este segundo año se ha potenciado nuevamente el uso de la pintura como un espacio de encuentro y un gran vehículo de comunicación por el que transmitir sentimientos, emociones y expresión en general.
Este año, el centro penitenciario Alcalá Meco (Madrid II) autorizó poder pintar una pared del comedor, una gran oportunidad para que los internos realizasen una obra de arte y dejasen su aportación para decorar el módulo, obra que encabeza esta noticia.
Beatriz, la voluntaria que de CESAL que junto al equipo realiza los talleres de pintura en la cárcel, destaca comparte su testimonio:
“Cuando CESAL me ofreció ir a la cárcel a realizar talleres de pintura me atemoricé, pero tras un primer impacto, me di cuenta de que era algo que no podía rechazar. En la cárcel he descubierto la Cara B del mundo: una sociedad sin caretas, sin estereotipos ni prejuicios y, sobre todo, sin prisa. En la cárcel todo va lento y todas las personas son frágiles, con heridas abiertas, pero en cuanto les quieres, se entregan.
Me impacta mucho ver la diferencia de cómo entran y salen de las clases, su paz. Me gusta ir con CESAL a la cárcel porque a todos nos da igual lo que han hecho o dejado de hacer, nos interesan ellos y lo que tienen dentro; no sentimos pena, ni queremos que se recreen en su situación, solo les acompañamos y, desde esta compañía, me he dado cuenta de que cuando les das la libertad de pintar, no hablan del mal sino de la esperanza.
Esta experiencia ha cambiado mi esquema de vida, desde cómo miro el mundo, a mis amigos, a mis hijos, hasta cómo pinto mis cuadros, ¡hasta he aprendido técnicas como el grafiti con ellos! Me han enseñado que la fragilidad no es mala y que todos estamos dolidos, en ellos se nota más, pero todos tenemos los mismos sentimientos e inquietudes”.