Entrevistamos a Javier Goizueta Figar, Director General de Voluntariado y Cooperación al Desarrollo de la Comunidad de Madrid.
En Semana Santa has visitado Haití y has podido conocer de primera mano los proyectos que la Comunidad de Madrid ha apoyado en ese país. ¿Qué es lo que más te ha impactado, lo que más te ha llamado la atención del viaje? ¿Cuál es tu valoración del conjunto de los proyectos que las ONGs madrileñas han desarrollado y están desarrollando en el país?
Haití es la definición de pobreza. Las escuelas más prestigiosas del mundo llevan decenios intentando definir qué es la pobreza y medirla, no habiendo llegado a un consenso. La pobreza no es tener poco o nada; es más bien un escenario caracterizado por una falta de libertad. Por eso es tan complicado medirla. Casi todos los factores existentes contribuyen a la pobreza, son pobreza y generan pobreza en distintas formas: la violencia, la volatilidad de los precios, la exposición a catástrofes naturales, la precariedad de la cobertura sanitaria, educativa o social, la deforestación irreversible, la incertidumbre... Y, al otro lado de la balanza, el ser humano. Eso es Haití: su desprotección más absoluta y su lucha por controlar su destino. Lo más impactante: lo que no se ve. Lo que cada uno de ellos lleva a sus espaldas.
Fueron 3 días; ojalá hubiera sido alguno más. Gracias a la atención de las ONGD pudimos hacer mucho en poco tiempo, profundizar en el contenido de los proyectos en marcha, sus circunstancias, y evaluar necesidades para fases posteriores. Me quedé encantado. En estos tiempos, cuando el coste de destinar recursos a determinados problemas es tan elevado que dejamos de responder, pedimos a las ONGD máxima responsabilidad, y la respuesta de Haití es siempre de sobresaliente. Nuestra responsabilidad es controlar el proyecto antes de otorgar la subvención. El buen uso de los recursos públicos lo garantizamos en la oficina de Madrid exigiendo transparencia, austeridad, que el impacto del proyecto sea sostenible, que el proyecto pueda ser escalable o replicable (es decir, que sea parte de una estrategia más ambiciosa, con más actores y más compromisos): en definitiva, haciendo el máximo con lo que tenemos.
Sólo los mejores proyectos son apoyados. Las ONGD saben que asumen un compromiso enorme al recibir financiación, y más en Haití, donde trabajan en un escenario de gran incertidumbre. La Comunidad de Madrid lleva 25 años gestionando proyectos de cooperación internacional de la mano de las ONGD. Por eso estamos convencidos de hacer cooperación, porque hemos desarrollado durante este tiempo mecanismos de gestión de proyectos que consiguen garantizar muy buenos resultados.
Pudiste visitar también los proyectos de CESAL y conocer a nuestro equipo en el terreno. ¿Qué destacarías de nuestro trabajo? ¿Qué mensaje te gustaría trasmitir a nuestros socios y donantes, que nos ayudan a sostener nuestra presencia en el país?
La Comunidad de Madrid ha puesto en marcha con CESAL más de 25 proyectos desde 1991. Yo destaco su austeridad. De su auditoría de cuentas, resalto que destinan más del 90% de sus fondos a los proyectos. A la oficina de Puerto Príncipe le falta una manita de pintura. Es verdad, está integrada en Cité Militaire como una casa más. CESAL ya estaba en Haití mucho antes del terremoto de 2010. Así que cuando sucedió ya estaban preparados para trabajar. Últimamente se habla mucho de la necesaria concentración de los fondos (tanto por sectores como por países) para optimizar los recursos porque la dispersión no genera tanto impacto. Pues bien, yo creo que más importante es que la ONG haga lo que mejor sabe hacer en aquel escenario donde mejor lo sabe hacer y con la contraparte local con la que lo lleva haciendo desde hace tiempo: eso es CESAL.
El 24 de marzo presidiste la presentación del documental "Haití: tierra de esperanza", realizado en el marco del proyecto de sensibilización bajo el mismo nombre que financiaba tu dirección general. Tras tu visita a Haití, te hacemos la misma pregunta que sostiene todo el documental: ¿crees que realmente hay esperanza para Haití y para los haitianos?
Por supuesto, más que en ningún otro lugar del mundo. Pero también hay espacio para la desesperanza, que es la esperanza en las falsas verdades. Haití es uno de los países del mundo donde la brujería y el fetiche son más inherentes a la cultura de su gente. La cooperación busca llevar esperanza a las personas permitiéndoles el acceso a oportunidades que no tienen, haciendo justicia. Pero hay otros canales. El amor vive dentro de cada persona, en Haití, en forma de humildad y de inocencia: esto son ventanas a la esperanza. Compartimos la visión de CESAL: creemos que nuestro objetivo es la garantía de las libertades humanas y el aumento de las capacidades de la persona en sus dimensiones individual y social. Y nos parece adecuado llamar a la caridad, caridad. La solidaridad no implica necesariamente que la causa a la que te adhieres sea buena.
En este escenario de crisis y recortes no son pocas las voces que cuestionan que España o la Comunidad de Madrid deban financiar proyectos en el exterior. Tras la visita a Haití, ¿cuál es tu posición, y la de la Comunidad de Madrid, en este debate?
Seguimos comprometidos con Haití y con los más pobres. Este año incluimos como sectores prioritarios el fomento de derechos y autonomía de las personas con discapacidad y dependientes. Considero que son, muchas veces, los olvidados de la cooperación, y hemos querido darles un espacio importante en nuestra cooperación. Hacemos cooperación porque creemos en ella. El agradecimiento a nuestras instituciones y a nuestra democracia nos invita a preocuparnos por su ausencia en algunos países del mundo. Puro agradecimiento. Hacemos una cooperación madrileña, que se apoya en nuestras fortalezas y que es distintiva de otras, que tiene un valor diferenciador.
A quien diga que la cooperación es competencia exclusiva del Ministerio de Exteriores le podemos argumentar que no; a los escépticos de la cooperación les podemos convencer de que sí; al contribuyente le podemos decir que estamos comprometidos a hacer lo máximo con lo que nos confiere. Si no estuviésemos convencidos de su eficacia, no la haríamos. Nunca antes tuvo la cooperación al desarrollo el rango de dirección general y nunca antes tuvo un Plan de Cooperación el apoyo que consiguió el pasado lunes 7 de Mayo en Consejo de Cooperación. Vamos por buen camino. Gracias a las ONGD, a CESAL, que nos ayudan a tener viva la esperanza; y eso es felicidad.