ONG Cesal
 
Búsqueda en los contenidos de la web

Búsqueda avanzada

Cesal
Elige una cantidad
Para cualquier pregunta escríbenos a colaboradores@cesal.org
Dona 10(donar otra cantidad)
Dona 10(donar otra cantidad)
Transferencia a SANTANDER ES78 0049 1811 3521 1025 9564 Copiar

Envíanos el comprobante de la operación junto con tu nombre y apellidos a colaboradores@cesal.org para que puedas beneficiarte de la deducción fiscal de tu donación.
¿Cómo realizar la donación por Bizum?
Verifica si tu banco permite hacer donaciones por Bizum a ONGs. Si así fuera, busca el apartado destinado a donaciones y encuentra CESAL con el código 33547 para realizar tu aportación. Copiar

Envíanos el comprobante de la operación junto con tu nombre y apellidos a colaboradores@cesal.org para que puedas beneficiarte de la deducción fiscal de tu donación.
Dona 10(donar otra cantidad)
El Responsable del Tratamiento CESAL ONG, en cumplimiento del Reglamento General de Protección de Datos UE-2016/679, del Parlamento y Consejo de Europa, le informa que sus datos personales serán tratados para la gestión administrativa y contable de las donaciones efectuadas a CESAL ONG, no se cederán a terceros, salvo por obligación legal, o para el tratamiento contable y fiscal, mediante un contrato de Prestación de Servicios entre el Responsable del Tratamiento y el Encargado del Tratamiento, pudiendo ejercer sus derechos de: acceso, rectificación, supresión, oposición, portabilidad y limitación en CESAL ONG: Delegado de Protección de Datos dpd@grupoqualia.net
En España, tus donativos hasta 250 euros anuales son deducibles en un 80%. Infórmate aquí.

Encuentro Huachipa: La persona marca la diferencia

Si en este momento estuvieran aquí los mejores sociólogos, analistas, estudiosos... del país, e intentaran explicar lo que está sucediendo, lo tendrían muy difícil, porque aquí está ocurriendo algo mucho más grande que la suma de nuestros esfuerzos, algo que no se puede explicar científicamente. Es la muestra de que cuando se quiere a las personas por lo que son, y no por lo que les falta, surge una forma de vivir, de relacionarse, de responder a sus propios problemas, de estar juntos, de disfrutar de las cosas... que desborda cualquier medida.

Esto nos decía Cleuza Ramos al final de su intervención en el acto principal del Encuentro Huachipa 2009 celebrado en el mes de octubre, ante un público compuesto por jóvenes, familias, dirigentes vecinales, vecinos, representantes municipales... y también empleados, colaboradores, financiadores y amigos (más de uno dio aquí, en nuestros proyectos, sus primeros pasos como médico, nutricionista, profesor...) de CESAL, AVSI y la guardería Alecrim. Y, mirando a todos los que escuchaban a Cleuza, era evidente que esta valiente mujer tenía razón, mucha razón.

Cuando surgió la idea de organizar el Encuentro Huachipa teníamos claro lo que queríamos que fuera: un día de fiesta, de puertas abiertas a todos, durante el cual queríamos enseñar unos y otros el trabajo que estamos haciendo y todo aquello que está sucediendo en nuestro entorno; y que, a la vez, todo aquel que quisiera tuviera un espacio para hacerse presente, desde vendiendo sus menús y artesanías hasta acercándose para asistir a los distintos números de danza y canto, o simplemente a mirar; pero no sabíamos hasta donde podría llegar.

Y llegó mucho más lejos de lo que habíamos imaginado. Verdaderamente superó todas nuestras expectativas. Desde primera hora de la mañana, la afluencia de gente fue desbordante. Pero no sólo había muchas visitas, sino que todo el que llegaba no paraba de interesarse por lo que allí se exponía, se contaba. De hecho, los stands en los que se presentaba nuestro trabajo no daban abasto para atender a todos. Y no extraña, ya que estaban hechos con una atención, una dedicación y un afecto que llamaba a detenerse, a leer, a preguntar y a querer saber más.

El stand del equipo de familia (con impactantes fotos y testimonios de algunas familias con las que tienen relación), el stand del equipo de salud (con un reportaje fotográfico del primer proyecto de CESAL en la zona, hace ya diez años, cuyos frutos y amistades perviven hasta hoy), el stand del equipo de educación (con dibujos de los niños y algunos productos del taller de bisutería elaborada por los padres que se benefician del programa de alfabetización del adultos), el stand del equipo de habitabilidad (con los dibujos realizados por los vecinos, convertidos en arquitectos durante unas horas para planificar los espacios públicos y demás intervenciones en su barrio)... Los stands de CESAL, de AVSI y de la Universidad Católica Sedes Sapientiae... Y la visita guiada a la guardería Alecrim, engalanada y decorada para la ocasión, con dibujos de los niños y de los profesores. Un gusto.

Uno de los aspectos que llamó más la atención a los participantes, y a nosotros mismos, fue el que llamamos túnel del tiempo, una exposición fotográfica que recorría nuestra historia en Huachipa. Desde fotos de Marina, Mapi, Sara... poniendo en marcha la guardería Alecrim, hasta actualísimas fotos del proceso de consulta y desarrollo técnico para la planificación urbana de nuestra zona de intervención. Las fotografías empezaban en el patio central de nuestras instalaciones (donde a diario juegan los niños del Centro de Apoyo Educativo) y terminaba en el taller de costura (donde a diario estudian y se forman profesionalmente los jóvenes del taller y de la Casa de la Juventud), pasando por un verdadero túnel entoldado que unía ambos espacios.

Al costado del Taller (decorado con un alegre y llamativo polo de más de 3 metros de altura, realizado con ilusión por los alumnos durante las clases de esa semana)  y de la Casa de la Juventud, se encontraban el stand de la Bolsa de Empleo, el puesto de venta de productos todo a 1 sol (gracias a una donación de Cáritas) y la siempre necesaria zona de comidas y bebidas. Bajo otro inmenso toldo, varios comedores populares con los que trabajamos vendían sus productos desde el desayuno al almuerzo, deleitándonos con buenas raciones de carapulcra, sopa seca, ají de gallina... y el siempre presente pollo. Un buen lugar para descansar un ratito, conversar con el compañero sobre lo visto y vivido hasta el momento y reponer fuerzas, para llegar hasta el final de la tarde.

Todo esto mientras sonaba la música de las distintas actuaciones que tuvieron lugar a lo largo del día: bailes protagonizados por los padres y niños de la guardería y de distintos centros educativos, cuenta-cuentos, declamación de pregones populares, cantos populares a cargo del grupo de jóvenes e incluso de algún dirigente vecinal más animado... Todo un espectáculo.

 

Aunque el verdadero espectáculo, que superaba, en todos los sentidos, nuestras expectativas, era ver, allá donde se miraba, a algún rostro conocido, conocido y contento por estar allí. Un grupo de dirigentes que, gracias al equipo de habitabilidad, acaban de participar en el diseño del inminente parque de San Francisco; un grupo de madres de un comedor popular quienes, gracias a los consejos del equipo de salud, han logrado el primer premio otorgado por el Centro de Salud de la zona al comedor más higiénico y mejor organizado; un grupo de padres de la guardería que ven con ilusión que, en caso de necesidad, tras la guardería a sus hijos les espera el apoyo educativo; representantes de otras ongs y de distintas instituciones, con las que trabajamos juntos hace años; varias familias que nos visitan desde Cruz del Norte, a más de 30 kilómetros de distancia, donde CESAL ejecuta un proyecto y que no han querido perderse la oportunidad de compartir este día con nosotros... Y es por estas personas por las que hemos hecho el Encuentro Huachipa, haciéndolo para ellas es también para nosotros.

Tras el almuerzo, el acto principal. El encuentro con Marcos y Cleuza Zerbini. Nuestros buenos amigos brasileños, que lideran la Asociación de los Trabajadores Sin Tierra de Sao Paulo, una asociación de base que, desde hace más de 20 años, trabaja para responder a las necesidades de tierra, vivienda (los dos objetivos iniciales), salud, educación... de sus más de 90.000 asociados en varias favelas de Sao Paulo. Su experiencia en procesos de desarrollo, así como su recorrido personal, nos ha sorprendido y provocado mucho a todos los que les hemos conocido a lo largo de estos últimos años. Durante toda su vida han ido viendo cómo se iban consiguiendo la tierra, la casa, los servicios de salud, los servicios de educación... pero cada paso que daban les hacía darse más y más cuenta de que algo faltaba y de que todo el trabajo se convertía en una gran carga, hasta tal punto que en varios momentos estuvieron a punto de dejarlo todo, hasta que encontraron un lugar en el que sus deseos empezaron a ser respondidos y todo el trabajo anterior encontró sentido.

Antes del acto principal, Marcos y Cleuza ya se habían reunido con algunos dirigentes de la zona y habían compartido su experiencia. Para los dirigentes de Huachipa fue toda una provocación ver cómo, tras más de 20 años de trabajo social, se puede mantener la ilusión, la alegría y la frescura del inicio y que todo lo que ocurre, incluso cuando no es lo que esperamos, no ocurre en balde y va dando fuerza y caracterizando, dando rostro, a un pueblo. Por ello, les decía Cleuza que lo más importante no es lamentarse por lo que falta, sino dar valor a aquello que ya se tiene. En nuestras favelas, al principio, cuando no teníamos nada, cada vez que se instalaba una cabina telefónica, o una farola, o una simple bombilla en una esquina, hacíamos una fiesta. Y si conseguíamos alumbrar una calle entera, hacíamos tres días de fiesta... Y Marcos insistía en lo que ha sido clave para él: entender que no se trata de resolver los problemas de un grupo, o una comunidad, sino de acompañar a personas, a cada una de las personas que pertenecen a su Asociación, para que afronten con dignidad y entereza, cada uno con lo que es y con lo que tiene, las circunstancias de cada día. Cuando yo pensaba que tenía que resolver los problemas de la gente, todo era una gran carga, a veces muy pesada. ¡Imaginaros lo que supone llevar sobre tu espalda los problemas de miles de personas! Pero ahora entiendo que mi trabajo no es resolverle los problemas de nadie, sino acompañar a cada uno a ser más hombre, a que pueda mirar sus problemas de frente y afrontarlos. Ahora hay cinco veces más asociados que entonces y la carga es mil veces más ligera.

Esto mismo contaron Marcos y Cleuza al gran público durante el encuentro central, no sin antes exponernos su recorrido personal, cargado de ejemplos en los que era evidente su afecto por lo que les ha tocado vivir, por la gente que se han encontrado y, sobre todo, por la libertad. Impresionados por la dureza del entorno de Huachipa, destacaban todavía con más fuerza lo que más le había impresionado: que en un entorno así se hubieran encontrado con tantos rostros contentos, con tantos ejemplos de ilusión y de ganas de construir, con tantos ejemplos de colaboración y solidaridad entre vecinos y amigos... A la vez, les sorprendía ver al personal de CESAL, de AVSI, de la guardería, trabajar con ilusión, apostando no por resolver problemas sino por acompañar personas definidas no por lo que falta, si no por lo que ya son. Nosotros no trabajamos para los pobres, ni siquiera con los pobres, nosotros trabajamos codo con codo con personas concretas, con nombre y apellidos, cada una única e irrepetible, para que se convierta en protagonista de su cambio, de su desarrollo.

Tras una muy interesante ronda de preguntas, que excedieron de largo el tiempo previsto, la sorpresa final: el equipo de CESAL y AVSI, tras intensos ensayos..., ofreció al público un recital de canciones peruanas que puso a todo el mundo de pie, bailando y haciendo el trenecito. Un grupo de compañeros de trabajo que canta y baila, y que disfruta con el canto y con el baile, es un grupo que está contento y que tiene algo que expresar, que dar a los demás. Un alegre final para un día que fue mucho más allá de aquello que esperábamos y que, sobre todo, nos confirmó que estamos en el buen camino.