Desde el principio de la preparación teníamos claro que era un evento para la comunidad, donde ésta tenía un papel fundamental. También sabíamos que el objetivo principal no sería el recaudar muchísima cantidad de dinero, dada la zona en la que iba a realizarse, sino el poder organizar, vivir, trabajar y compartir un objetivo común. Los beneficios estaban destinados a la Universidad Bilingüe Nopoki, en la provincia de Atalaya, un lugar lejano y con un contexto diferente de Perú. Un lugar que realmente pocos de los que estábamos allí podríamos situar en un mapa.
Pero antes del 3 de abril, a la hora de preparar el evento, la respuesta de la comunidad desde el primer momento fue impresionante. Poco a poco nos dábamos cuenta de que los beneficiarios de nuestros proyectos estaban más involucrados que nosotros, y se estaban convirtiendo en los verdaderos protagonistas de la Campaña. La realidad siempre sorprende y, en los días anteriores al evento, estaba gratamente conmovido por todo lo que estaba suscitando nuestra propuesta: la comunidad hacía turnos para arreglar y pintar el local, cocinar gratis durante día y medio, limpiar, terminar de arreglar el suelo, y tantas tareas que realmente nos iban sorprendiendo a cada momento. Como siempre, se hacía evidente que nuestra mirada hacia ellos era reducida y con cada paso que daban nos dejaban sin argumentos para lo que ya teníamos planificado. En otras palabras, iban claramente por delante de nosotros. Sin darnos cuenta, todos juntos estábamos haciendo presente el lema de la Campaña "Las fuerzas que cambian la historia son las mismas fuerzas que cambian el corazón del hombre" con el simple hecho de prepararla.
¿De dónde salía tanta fuerza? ¿Cómo se puede generar algo tan bello partiendo de tan poco? Ése es el error, pues no es poco el deseo del hombre, que es capaz de sobreponerse a dificultades y adversidades si tiene delante una presencia real a la que seguir sin preocuparse de lo que vendrá después. Y como dice Luigi Giussani, "sólo hay capacidad de construir a partir del deseo presente".
Nos queda una pregunta, ¿dónde queda Atalaya? Aún nos cuesta situarla en el mapa, pero ellos, los verdaderos protagonistas lo tenían claro: Atalaya, en esos días, estaba muy cerca del corazón."