Eran las 4 de la tarde cuando un grupo nutrido de personas se encontraban en La Casa Encendida dispuestas a preparar los últimos detalles. Empezaba el fin de la conmemoración del 25 aniversario de CESAL. Había emoción y nervios.
Todos dispuestos a dar lo mejor de sí mismos para mostrar a socios y colaboradores, a fundaciones y empresas, a administraciones y otras ONG, el trabajo realizado por CESAL en este cuarto de siglo, y hacerlo desde el corazón de los protagonistas. Las personas, que son las que dan sentido a la cooperación para el desarrollo y a la acción social.
Entre cables, operarios, sillas a medio colocar, voluntariado moviendo cajas, técnicos de imagen y sonido, llegó la hora. Los primeros invitados hacían su aparición en la puerta de entrada al Patio Central. Todos a sus posiciones. Esa fue la consigna que con la mirada se transmitieron los encargados de hacer que el evento se convirtiera en un recuerdo entrañable para los asistentes.
Los ponentes, así como Amparo, Sara, Cleuza o Rose, estuvieron de acuerdo: “El motor que puede encender la chispa del desarrollo es el cambio de la persona, que tiene un efecto de contagio sobre su entorno”. Este contagio va más allá de cada ser individual, se proyecta “en la esfera de lo social, en lo económico e incluso en lo político”.
Pablo Llano, afirmó que “CESAL no puede responder a todas las necesidades de las personas, pero puede contribuir a que estén en las mejores condiciones de afrontar los desafíos de la vida. Y esto genera sociedad civil, asociaciones que responden y se involucran en la vida de las personas, que entran en relación con los poderes públicos”.
En relación a la sociedad civil, Bernhard Scholz dice que “es el lugar en el que la persona asume su responsabilidad y libertad desplegando sus capacidades, energías... para consigo mismo, sus familiares y sus conciudadanos”.
Diferentes actores como gobiernos, fundaciones y empresas, además de las ONG y otros movimientos sociales, constituyen parte del impulso con el que cuenta la persona que ha decidido tomar parte activa en el cambio de su vida y en el de su entorno. Gonzalo Robles, consideró que “este es un momento clave para vincular en la cooperación española el sector privado, además de la sociedad civil, con lo público. Es decir, proponer desde el Estado alianzas público-privadas que permitan aunar esfuerzos en pos del desarrollo en el mundo”.
CESAL, a lo largo de estos 25 años ha conseguido cosechar un buen concepto de su método de trabajo en cooperación para el desarrollo y en acción social, además de muchos amigos debido al valor que han entendido que aporta al mundo. En palabras de Pablo Llano, “De este valor han nacido relaciones insospechadas e intervenciones muy fructíferas con empresas, organizaciones de la sociedad civil y personas”. Estas relaciones fueron compartidas en forma de testimonio entre los invitados.
A través de un vídeo, se pudieron escuchar las palabras de Meri, una voluntaria de la organización comprometida desde hace años, que afirmaba: “Para mí CESAL es la mano que llega donde yo no puedo llegar” o las pronunciadas por Pablo Gómez Tavira, ex Director General de Inmigración, al considerar que "Hay una verdadera coherencia entre lo que hacen, lo que piensan y cómo viven los técnicos de CESAL”.
Las palabras de Gonzalo Robles, Secretario General de Cooperación Internacional para el Desarrollo, nos permiten cerrar la crónica de la noche, ya que reflejan en parte el sentir de muchos de los presentes. “Quedan muchas cosas por conseguir en el desarrollo. Si uno echa la mirada atrás vemos como los datos de la pobreza, la salud, el VIH, la mortalidad infantil han mejorado. Hemos conseguido que millones de personas vivan mucho mejor que hace 15 años. Pero el desarrollo no es una cuestión de que los países crezcan y crezcan, sino que tenemos el gran reto de luchar contra las desigualdades, que el desarrollo llegue a las personas. En la actualidad hay muchos países que antes tuvieron rentas muy bajas, y ahora son países de los llamados renta media. Es decir, han crecido. Pero el 70% de los pobres del mundo están en esos países. Por tanto, no cualquier desarrollo sirve. Debe concretarse en las personas”.
CESAL acaba de superar un ciclo, 25 años en el corazón del desarrollo, trabajando con y para las personas, y su gran reto es seguir luchando, codo con codo con las personas, en cualquier parte del mundo hasta hacer posible el cumplimiento de su misión:
Promover el desarrollo humano de las personas más desfavorecidas del mundo, partiendo del patrimonio y experiencia de los propios beneficiarios e implicándoles en el trabajo como verdaderos protagonistas de sus vidas.