Formo parte del equipo de CESAL en Haití. Llegué en 2010 al país y es la primera vez que me veo, y me he visto, en una situación de crisis social, económica y política tan fuerte en el país. La violencia ha salido a las calles. Lo que había empezado siendo un movimiento social pacifico promovido a través de las redes sociales para protestar en la calle por la situación actual, se ha tornado en graves disturbios, enfrentamientos y bloqueos de las carreteras en todo el país.
Dadas las circunstancias, decidimos cerrar nuestras oficinas de CESAL y todos permanecemos en casa. A mi alrededor muchos deciden irse, salir del país temporalmente... Nosotros somos 3 españoles en el equipo: Jordi, Patricia y yo. Decidimos quedarnos, no lo dudamos.
Cuando pienso en cuál es la misión de CESAL, en el por qué estamos aquí, la respuesta me viene enseguida. Nos quedamos porque lo primero son las personas, ¡y no sólo los campesinos, agricultoras o niños de nuestros proyectos! También mis compañeros y compañeras de equipo. Porque si en el centro de todo está la persona, con sus circunstancias, su cultura, sus valores, con todo, no puedo dejar a mi equipo.
Durante el pasar de los días surge una comunicación diaria espontánea en nuestro grupo de WhatsApp de CESAL. Todos queremos saber cómo están los demás, los que viven en las zonas más conflictivas, los que tienen familia... Con Benjamíne, una de nuestras compañeras, hablo todos los días. Noël y Elmond, Fedlyne... están muy contentos de tener noticias mías. Porque además empiezan a escasear los recursos como el agua o el combustible. Pero me llama la atención que ¡nuestros mensajes son todos positivos!: "Estamos bien, gracias a Dios"; "Yo tengo la esperanza de que poco a poco las cosas irán mejorando". Alguno comenta también en el chat: “Esta puede ser una oportunidad para hacer crecer nuestro espíritu de equipo”.
Durante todos estos días de bloqueo tengo la oportunidad de llamar y hablar con varios de mis compañeros, de escuchar al que está más preocupado, al que está asustado... O simplemente conocer mejor a otros. Todo se convierte en una oportunidad para construir un espíritu de equipo más fuerte.
Pero constato que a pesar de las dificultades que estamos viviendo en Haití, la solidaridad empieza a hacerse presente. Llevábamos varios días buscando combustible en mi casa para el generador y sin éxito... Cuando apareció un vecino con 5 galones que me regaló. Tengo la esperanza de que todo puede mejorar y me doy cuenta de que puedo hacerlo cada día con mi granito de arena, valorando a cada persona que encuentro: en la oficina, en las escuelas donde trabajamos, en los campos de agricultores, en las instituciones con las que colaboramos...
Haití no es lo que los periódicos quieren contarnos. A pesar de todo yo he visto la esperanza y la solidaridad en el corazón de Haití.
Volver a la oficina ha sido todo un momento de gran alegría para todos. Y la oportunidad de renovar nuestro compromiso para seguir adelante con nuestro trabajo y trabajar por nuestra gente.
Clara Revuelta Marchetti
Directora CESAL Haití