Del huracán Eta no se ha hablado mucho en Europa o en Estados Unidos. Tenemos un torrente de noticias constante que nos acapara el poco tiempo que dedicamos a informarnos de lo que ocurre en el mundo. Sin embargo, Eta ha vaciado más agua en el norte de Nicaragua y Honduras de la que hizo el propio Mitch hace 20 años. Siguió el mismo patrón de los huracanes que al tocar tierra se convierten en tormenta y depresión tropical, y pasó muy despacio convertido en incansable lluvia. Afortunadamente solo rozó la costa caribeña de Centroamérica y no se introdujo en el istmo como hizo el Mitch.
Antonio Sánchez amigo de CESAL en Honduras, nos cuenta que a pesar de que tras el Mitch, en Honduras se hicieron obras importantes de canalización pluvial, durante el paso de Eta todas, sin excepción, quedaron sobrepasadas y se desbordaron. Se han perdido muchas vidas. Aún no se tienen números totales y oficiales de cuantas personas murieron a causa de las inundaciones, derrumbes o el desplazamiento causado por esta depresión tropical, pero siempre demasiadas. Se han perdido miles de hectáreas de cultivo, a decenas de miles de personas se les ha metido el agua en sus casas; no por la lluvia en sí, sino por las crecidas de los cauces y los desbordamientos. A varios de mis amigos se les inundaron sus casas y perdiendo sus cosas, que son pocas y muy preciadas. Una de ellas perdió literalmente la cocina de su casa porque es de madera y plástico, techada con lamina metálica.
Al final, estas tragedias siempre se ceban en los más humildes; aquellos que se conforman con alquilar un cuarto en el sector de Chamelecón o que viven en las colonias que hay dentro de las fincas bananeras. A esta gente, otra vez, le toca empezar de cero. Realmente de cero".
"Y sin embargo, también esta gente es la que primero responde a las necesidades de 'su gente', de sus vecinos. Es la que deja de salvar sus pertenencias para ayudar a alguien que no puede moverse tan rápido como debe para quitarse de la corriente; o mete a un anciano en una paila de un coche antes que salvar el sofá de su casa. Una solidaridad espontanea, con las prioridades morales claras", muy lejano de lo que pasa con quienes sólo observan.
El camino del municipio del Progreso, Yoro hacia San Pedro Sula, al abrirse la autopista cuatro días después de que dejase de llover, es desolador. Las aceras y la mediana están llenas de carpas y de plásticos haciendo las veces de tienda de campaña. A los lados sólo hay agua. Muchísima agua estancada. Es inevitable sufrir con aquellos que ves sufriendo. No te puedes abstraer", no puedes dejar de sentir que Honduras sufre, aunque pese a ello sonría.
CESAL ha creado la campaña "Ayúdanos a que pase la tormenta" para recaudar fondos tanto en Madrid como en Honduras, con el objetivo de atraer la solidadridad de personas que desean colaborar con familias que "lo han perdido todo" durante la crisis gnerada por Eta. En Honduras "el pueblo está sosteniendo al pueblo", pese a las enormes dificultades en que la mayor parte de la población vive y pese a la dura crisis generada por la COVID-19 la solidaridad ha sido automatica, las personas han revisado sus alacenas, armarios y billeteras y han intentado ayudar a 'su gente' a costa de todo. Pero el panorama es triste, eso no puede negarse.
"Se hace inevitable preguntarme ¿qué puede traer de nuevo esperanza a esta gente? si sabemos que volverán a sus casas y seguirán expuestos en el futuro a otro desastre y a volver a empezar. Definitivamente necesitamos de una ESPERANZA, que no dependa de la clemencia del clima, ni de la fuerza humana para arreglar los desastres a posteriori. Eso sí, ahora, en lo posible, en lo material, tenemos que echarles una mano. Recuperarse de esto necesitará tiempo".
¡Y, ya ha llegado el huracán IOTA…!