“La vida de nuestra familia ha cambiado, mis hijos eran desobedientes y rebeldes y yo los castigaba. Ahora pasamos más tiempo juntos como familia y nos repartimos las responsabilidades de la casa, mi hija confía más en mí y conversamos todas las noches hasta quedarnos dormidas, mi hijo se ha vuelto colaborador y solidario, nos hemos unido con primos y tíos y todos nos estamos apoyando”.
Con la voz alegre, las lágrimas a punto de brotar y un gran entusiasmo, Guadalupe, está sentada junto a su esposo, sus dos hijos, su hermano, su cuñada y sus sobrinos, mientras relata los beneficios que ha traído a su vida el formar parte del Proyecto de Consejería Familiar.
La Consejería Familiar es un modelo novedoso que previene la violencia a través de la intervención y trabajo con familias de jóvenes en mayor riesgo social. El modelo ha sido implementado por CESAL en El Salvador y forma parte del apoyo a las estrategias de prevención de violencia que desarrolla en el país la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID.
Dicho modelo se desarrolló a través de 7 fases aplicadas en 8 meses a 156 jóvenes de entre 9 y 17 años y sus familias, pertenecientes a los municipios de Mejicanos y Apopa.
Estos municipios, al igual que otros tres anteriores: Zacatecoluca, Colón y Ciudad Delgado, fueron seleccionados debido a las características similares que poseen en torno a factores de riesgo para la juventud a nivel individual, colectivo, en las familias y la comunidad.
De acuerdo con Carlos Fernández, Director de CESAL “a través de las 7 fases del modelo de consejería familiar se ha logrado, además de identificar a jóvenes en mayor riesgo social, acompañar a sus familias, orientarles, analizar en conjunto las situaciones que les preocupan, apoyarles en la organización, la distribución de roles y tareas, empoderarles, generar compromisos y promover el diálogo amplio, cercano y respetuoso, lo cual se traduce en la mejor inversión para prevenir la violencia y fortalecer la sociedad, desde la raíz que es el núcleo familiar”.
Para la implementación del modelo en ambos municipios se coordinaron acciones con actores locales como las Alcaldías, los Centros Municipales de Prevención de la Violencia (CMPV), Centros de Alcance, Ministerio de Educación y bibliotecas, entre otros.
Durante el desarrollo del proyecto se buscó mantener el interés y participación de jóvenes y sus familias a través de diferentes actividades, lo cual permitió que al finalizar el proceso se identificara que, de los 156 jóvenes intervenidos con este novedoso modelo de prevención secundaria basado en evidencia, 137 redujeran sus factores de riesgo.
Como un cierre al proceso con las familias, se llevó a cabo un evento a través del cual se realizó un refuerzo de las acciones desarrolladas en los 8 meses de ejecución del proyecto y un acto simbólico para reforzar los compromisos adquiridos por parte de la juventud en la mejora de la conducta y por parte de padres, madres y familias en asumir su liderazgo en el hogar.