En 1995
CESAL propuso al matrimonio desarrollar en el país ugandés un proyecto de desarrollo enmarcado en la creciente preocupación que existía en la
Organización Mundial de la Salud por la pérdida de audición entre la población, urgiendo a los países a preparar planes nacionales para la prevención y el control de las principales causas de sordera y a impulsar un marco de asistencia primaria entre niños y ancianos. Por ello, decidieron conjuntamente organizar un curso de quince días en el
hospital de Matany para enfermeras y “asistentes médicos” (médicos con solo tres años de carrera), realizado conjuntamente con el
Ministerio de Sanidad de Uganda. En Uganda solo existían 8 otorrinos para una población de más de 28 millones de habitantes, en un país donde dadas las condiciones infecciosas existían un millón de niños y niñas con hipoacusias congénitas (en España representaban un 2 por 100 de la población).